miércoles, 23 de septiembre de 2009

Mi boda

Hablando de princesas, recordé el día de mi boda.

Siempre he sido de las que he dicho que jamás de los jamases me iba a casar. La idea del matrimonio se me antojaba una cárcel a mi independencia y no iba a permitir limitar mi vida por un marido. Subyugada a otra persona, dependiendo de su afecto y humor. Ni hablar, vamos.

Pero David no es un chico cualquiera, y la idea de estar casados no tenía nada que ver con la opinión que tenía yo del matrimonio. Desde luego no es una carcél y de ninguna manera me limita. No quiero ponerme melosa, pero con él siento que somos un todo. Aunque cada uno tenga su vida, su tiempo, sus hobbies, cuando estamos juntos todo parece estar más completo.

Bueno, que no me pareció mal el plan. Y nos pusimos a montarlo.

Aunque no soy dada a vestidos, me pareció adecuado llevar uno el día de mi boda. Pero ya que tenía que llevar faldas, al menos quería que fueran de mi gusto. Así que encargué un vestido medieval a Alemania y el resto del vestuario me lo hice yo. La verdad es que me hubiera hecho el vestido si hubiera tenido tiempo, ¡pero nos faltó! Lo preparamos todo en un par de meses...

Os dejo fotillos.






















Uno de los regalos fue un cofre lleno de monedas y claro, salió la mediana pícara que hay en mí.


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