miércoles, 30 de septiembre de 2009

Gimnasio o tortura


He vuelto al gimnasio (y con ganas, además), a uno que tengo cerca de casa, y aunque no soy de clases, me he apuntado a un par de horas de mantenimiento a la semana para forzarme a coger el ritmo.

Normalmente prefiero hacer algo de aeróbico y pesas, a mi ritmo y dependiendo del ánimo que lleve ese día, pero por pocos euros más al mes podía apuntarme a clases y pensé en probar.

La clase era bastante chiquitita, para caber las diez personas que eramos en plan tetris para evitar molestarnos en la clase. El monitor, para sorpresa mía, era el mismo que el de la sala de musculación y eso tendría que haber servido de aviso para lo que venía a continuación.

La música que puso en la clase era la típica de las clases de aerobic aunque le habría ido mejor una corneta militar. De repente me sentí como si hubiese ingresado en el ejército.

Nos repartió pesas de kilo o 2 kilos con una sonrisita, como si recordara un chiste muy gracioso, mientras nosotros, incautos, ibamos estirando.

A los 10 min estaba lamentando haber gastado esos euros de más al mes.

Hicimos eternas series de 30 repeticiones por ejercicio, ¡4 veces! Os puedo asegurar que al hacer la cuarta vez la serie de hombro o los fondos no recordaba como narices se movía el brazo.

El monitor se paseaba entre nosotros mientras ladraba el ritmo al que teníamos que ir, contando en voz alta las repeticiones. Si se te ocurria quejarte, 5 repeticiones más. Que desfallecías en medio del ejercicio, no pasa nada, 5 repeticiones más para que no vuelva a ocurrir. Que hablabas con el vecino, los dos 5 repeticiones más. Solo le faltaba el látigo, vamos. Yo miraba de vez en cuando la salida con cierto anhelo...

Los grupos musculares a trabajar fueron en 3 bloques:

- Hombro y pecho en 4 ejercicios
- Bíceps y tríceps en 4 ejercicios
- Abdominales y lumbares en 4 ejercicios

Calculad: haciamos los 4 ejercicios seguidos de cada bloque sin descansar, 30 repeticiones cada ejercicio. Eso hace 120 repeticiones por cada vez de cada bloque , 480 repeticiones en total cada bloque, 1440 repeticiones en total durante una hora repartidos en los diferentes grupos musculares.

Acabé muerta. Aún no sé como llegué a casa. Solo podía pensar en el dolor que tendría al levantarme.¿Pero sabéis qué? No tengo ni una sola agujeta. Es más, me siento más descansada y con más energia.

Tengo ganas de que llegue el jueves para la siguiente clase. ¿Seré masoquista?

martes, 29 de septiembre de 2009

Sofá nuevo


¡Parón a todos lo proyectos, que hay sofá nuevo en casa!

Durante esta semana estaré solo para hacer fundas para el sofá y así evitar que los gatos lo ataquen estando nuevecito.

¡Como me emocionan los proyectos nuevos y arriesgados!

Ya he tomado medidas y tengo un montón de metros de pana negra para reconstruir el sofá. ¡Ya os cuento!

lunes, 28 de septiembre de 2009

De lunes

La verdad es que se me ha hecho muy corto este fin de semana y no me he quedado todo lo descansada que debería, porque tampoco es que haya hecho nada agotador.

Y eso hace que no esté de muy buen esta mañana. En fin, esperando al viernes.

Os dejo las cositas que he hecho estos días. Estoy perfeccionando los ratones y cada vez gustan más como quedan.



He probado una cuenta alargada para los ojos del ratón gris y creo que le queda una expresión muy graciosa. Como rabo, un enganche para móvil.



El gatito dormido, tan pequeño que casi necesité lupa para coserlo. Pero me gusta mucho como queda y es tan chiquitín!




La Morticia... no acaba de convencerme. Habrá mejoras seguro, porque no me gusta como queda.



Y mi ratoncito de laboratorio, que me trae gratos recuerdos de mis tiempos de facultad. Y además se ha hecho guardián de mi móvil.




Estoy totalmente concentrada en la chaqueta-bolero así que estos días pocas fotos pondré. Esta mañana he colocado la primera manga, solo con alfileres, pero quiero revisar bien que está todo en su sitio antes de coser. Quiero que quede perfecta.

Gran parte de la culpa de mi mal humor de hoy es porque hoy empezamos rutina de nuevo. Volvemos al gimnasio, 4 días a la semana, y menús de 5 comidas al día. Tengo que quitarme ese par de quilos que hacen de okupas y volver a sentirme bien. No pienso gastarme ni un euro en ropa que no sea mi talla así que ya puedo ponerme seria y volver a mi peso.

¡Deseadme suerte y enviadme fuerza de voluntad!

viernes, 25 de septiembre de 2009

Intercambio

¡Pues aquí mi primer intercambio blogosfero!

He de decir que creo que he salido ganado en el intercambio, pues los regalos que me ha enviado Mikeka (Ana) superan en creatividad, cuidad y diseño al mío.

Mikeka trabaja en fietrlo, y muy bien. Como podéis ver en su página su animal es el búho y no me podéis negar que le quedan genial. Pero es que hace otras cositas, como las que me ha enviado, todas perfectamente cuidadas, con mucho mimo y enviadas con mucho cariño. La verdad es que me ha gustado mucho todo.

Aunque solo le había pedido el broche de gato para el intercambio, de regalo me han llegado un llavero búho, un clip búho y un broche mariposa.


El gato (mmm, me encanta, ya lo llevo en el bolso)



El búho llavero, insignia de Mikeka.

 

El clip búho (¡¡que pequeñín!! Me pongo a pensar en lo que le habrá costado a Mikeka coserlo y buf...)




Y la mariposa, genial decorada:




¡Si es que incluso a mis gatos les ha gustado!




Y para que podáis ver que hice yo en el intercambio, os podéis pasar por el blog de Mikeka:


Me ha gustado mucho la experiencia así que lo mismo repito...

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Mi boda

Hablando de princesas, recordé el día de mi boda.

Siempre he sido de las que he dicho que jamás de los jamases me iba a casar. La idea del matrimonio se me antojaba una cárcel a mi independencia y no iba a permitir limitar mi vida por un marido. Subyugada a otra persona, dependiendo de su afecto y humor. Ni hablar, vamos.

Pero David no es un chico cualquiera, y la idea de estar casados no tenía nada que ver con la opinión que tenía yo del matrimonio. Desde luego no es una carcél y de ninguna manera me limita. No quiero ponerme melosa, pero con él siento que somos un todo. Aunque cada uno tenga su vida, su tiempo, sus hobbies, cuando estamos juntos todo parece estar más completo.

Bueno, que no me pareció mal el plan. Y nos pusimos a montarlo.

Aunque no soy dada a vestidos, me pareció adecuado llevar uno el día de mi boda. Pero ya que tenía que llevar faldas, al menos quería que fueran de mi gusto. Así que encargué un vestido medieval a Alemania y el resto del vestuario me lo hice yo. La verdad es que me hubiera hecho el vestido si hubiera tenido tiempo, ¡pero nos faltó! Lo preparamos todo en un par de meses...

Os dejo fotillos.






















Uno de los regalos fue un cofre lleno de monedas y claro, salió la mediana pícara que hay en mí.


martes, 22 de septiembre de 2009

Odisea textil


Pues ayer salí de trabajar y me planté a las 17:45 en la parada de Urgel, salida Camino Viejo de Leganes. Hasta las 18:00 no había quedado con mi cuñada así que me senté en las escaleras a leer. ¿Os habéis dado cuenta como ha llegado el frío en menos de una semana? Me encanta...


Cuando llegó Eva, fuimos con plano en mano (era la primera vez que iba desde Urgel) callejeando hasta llegar a Antoñita Jimenez . Para los que no se hayan pasado nunca, es muy fácil no encontrarlo e incluso pasar por delante y no darte cuenta. La entrada es una abertura enorme como de almacén, sin puertas y con dos letreros pintados en la pared donde pone "tejidos". Entrando se llega a un patio interior con banco y todo para descansar, y al final la entrada de la tienda, que más que tienda parece un almacén. No, yo diría que es un almacén que hace de tienda. 


Tiene los techos altísimos y un montón de estanterias metalicas del tipo industrial, con una cantidad ingente de telas de todo tipo. La primera sala que se encuentra al entrar está repleta de telas de tapiceria, con una gran variedad de dibujos y calidades, y es sin duda la parte más cara del local. Los precios por metro van desde los 8-12 euros de las telas de oferta hasta llegar a las 30 euros. 


Ya girando te encuentras dos salas más donde se puede encontrar todo tipo de telas y de todos los precios, pero ya rondando algo más asequible (de 5 a 9 euros). Una de las pegas es que las telas están muy desordenadas y con la poca luz que hay da un poco de mala sensación.

También hay unas escaleras que dan a una sala más iluminada y mejor ordenada, donde tienen sobretodo telas tipo visillos (desde 10 a 25€), mantelerias (más menos 5€), terciopelos (+- 9€), panas (+- 6€), telas de disfraz (3-6€), fieltro (3€) y donde un par de chicos te atienden tijera en mano.


Mirarlo todo necesita tiempo y siempre voy con poco, aunque de ayer no me puedo quejar ya que estuvimos una hora curioseando entre los estantes antes de pedir nada. 


Ya cuando cada una sabía lo que quería, asaltamos a uno de los chicos, que amablemente nos sirvió las telas. No os voy a decir cuanto me gasté, pero me quedé a gusto y seguramente hasta el año que viene me autoprohiba volver. Una se tiene que poner límites, ¿no?


Lo divertido vino cuando fuimos a pagar.

Nos hicieron factura conjunta a solicitud nuestra pero cada una pagaba lo suyo. Eva pagó mientras yo buscaba la cartera. Eva firmó el justificante del pago de tarjeta mientras yo seguía buscando la cartera. Eva sonreía al dependiente como disculpándose mientras yo no encontraba la cartera.


No podía haberla perdido (¡lo llevaba todo en ella!) así que me relajé intentando convencerme que me la había dejado en casa. Llamé a David. Estaba entregando un trabajo en el centro. Que sí, que la cartera estaba encima de la mesa. Que me tomara un café que iba a buscarme.


Y ayer fui un poco princesa a la espera de que me salvara mi principe azul.


¿Quién dice que no se cumplen los sueños?


Ahora solo me queda ser guerrera, claro.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Proyectos

Siempre acabo con un montón de proyectos sin acabar, aunque les falte solo media horita de costura. Supongo que la ilusión de empezar algo nuevo hace que deje algunas cosas de lado. O cuando algo no me acaba de salir como yo pensaba y de repente ya no me apetece acabarlo... Pero no me gusta tener cosas sin acabar, me deja un regusto amargo en la boca.



- Acabar el chaleco de vestir de David y empezar el chaleco pirata.

Este es uno de esos proyectos que no acaban  de gustarme como queda. Creo que la elección de la tela del forro ha estropeado el aspecto del chaleco. En las costuras de la tela con el forro se forman bolsas y ni siquiera planchando consigo eliminarlas... en fin, que tengo pensada una posible solución pero hasta que no la ponga en práctica, no digo nada. 
Y para cuando acabe ese chaleco, tengo la tela preparada para un chaleco tipo Capitán Jack Sparrow.  


- Comprar tela y empezar la chaqueta torera con patrones propios.

Modificada de una chaqueta normal. Ya tengo los patrones, solo me queda comrpar la tela y ponerme a ello. Había pensado en paño de lana o velours.


- Acabar top-corsé.


Mi primer pseudo-corsé a partir de unos pantalones vaqueros rojos. Estar, está acabado (incluso lo estrené en una cena con David) pero quiero ponerle un par de detallitos que lo acaben de pulir.



- Empezar a mirar telas para la funda del nuevo sofá ( con gatos es imposible tenerlo tal cual)

Pues eso, que por un terrible accidente que implican a David y una sierra de calar, nos hemos visto obligados a comprar sofá nuevo. Bueno, también ayuda que el sofá que teniamos se le veía el esqueleto de lo arañado que estaba por los gatos. Va a ser mi primera funda pero espero que con las instrucciones que tengo, no haya muchos problemas.


- Acabar de pulir los patrones de mi pantalón-falda .

La vi en su momento en Decathlon y me encantó. Femenina por la falda y cómoda por los pantalones. Pero lo vi tan sencillo que preferí hacermelo yo. A ver que tal... tengo los patrones medio acabados y había pensado en comprar gabardina para hacerlos.

- Empezar broche Morticia

Pues eso, no podía dejar pasar a la magnífica Morticia Adams.


- Empezar broche Sirena

Para una compañera de curro. Tengo ya el dibujo hecho y solo tengo que ver si tengo los colores adecuados.





Y hoy me paso por Antoñita Jimenez para comprar telas, que llevo una semana intentando ir.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Princesas y guerreras


Ya desde pequeña he sido rara. Especial, que habría dicho mi madre. Pero olvidémonos de eufemismos. Soy rarita.

En el cole no tenía amigos, no jugaba con las otras niñas. Prefería perderme por el enorme colegio inventándome historias y soñando despierta. Nunca me invitaron cumpleaños ni a fiestas y después del cole iba directamente a casa. Una vez me cerraron la biblioteca estando yo dentro y no me enteré porque estaba leyendo. Hasta que mi madre les obligó a abrirla, claro.

En el instituto formaba parte del grupo de los raritos, de los gafapasta y tímidos que montaban juegos extraños para pasar el rato, que se disfrazaban de personajes que nadie conocía y que leían libros. Y que luego los comentaban luego, claro.

La facultad... eso fue un descubrimiento para mí. Podía ser tal como quería sin que eso implicara una marginación social. Me aceptaban tal como era. Y tenía amigos de todo tipo y color. Y fue allí donde descubrí a las princesas y a las guerreras.

Las princesas eran las niñas delicadas y femeninas, que se preocupaban por su pelo, iban juntas de compras, y soñaban con vestidos y dietas.

Mentiría si dijera que no deseé formar parte de ese selecto grupo. Las despreciaba por ser tan superficiales, por ser tan limitadas en todo lo que no fuera moda, pero adoraba esa divinidad que las rodeaba, esa seguridad que yo nunca tuve. Moría de envidia pero me hubiera mordido la lengua antes de admitirlo.

Las guerreras eran esas chicas que trascendían de la imagen. Su aspecto se creaba por su estado de ánimo y los tacones normalmente no eran una opción. Leían, se saltaban clases para ir al bar, pero siempre conseguían los apuntes y te las encontrabas en la biblioteca. Mantenían conversaciones profundas y se mezclaban con los chicos sin un ápice de tensión sexual, siendo uno más del grupo. Eran maduras y mayores, aunque tuvieran mi misma edad.

También las envidiaba. Eran asquerosamente perfectas, pues el no esforzarse en ser bellas las hacía más atractivas. Y tenían la cabeza llena de cosas, sabían de todo, y no temían equivocarse pues no era humillante cometer errores. Uno aprendía de ellos. Se supone, claro.

Pero no tenía ni de un lado, ni de otro. No podía formar parte ni de un grupo ni del otro.

No era(soy) bonita, ni tenía dinero para ir de compras, ni siquiera tenía maquillaje, y por supuesto no tenía ni un solo zapato de tacón. No era(soy) un princesa.

Mi seguridad en mi misma dejaba bastante que desear, era(soy) incapaz de imponer mis ideas, aunque crea que son las correctas, soy descuidada con mis amigos y me escondo de las confrontaciones. Tampoco soy una guerrera.

Soy un bicho raro.

Tal vez sea porque lo que siempre he querido ser es una princesa guerrera. En plan Xena o una de las chicas de Luis Royo, aunque os riáis. Guapa pero fuerte, sensible pero segura de si misma, delicada pero independiente. Poder enfrentarme al mundo sabiendo que puedo defenderme de todo mal.

Pero si te cuidas mucho el pelo y te maquillas para estar guapa, no tienes tiempo para ir a hacer pesas al gimnasio. Y si vas de compras para llevar esa faldita de cuero tan mona para pelear con los malos no puedes acabar de leer ese interesante libro sobre economía. Y si vas al spa a relajarme, no puedes quedar con mis amigos para ir a ver la última obra de teatro intelectual.

¿Ahora entendéis porque soy como soy? Voy de un lado para otro sin decidirme como ser porque ninguna forma de ser me llena.

Sigh.

¿Y sabéis que? Estoy cansada. Llevo treinta años intentando ser perfecta y he decidido que no vale la pena. Es agotador y no da resultados, como una mala dieta. Además, me gusta como soy. No del todo, vale, pero ya me he acostumbrado a mis defectos y los encontraría a faltar si fuera perfecta.

Además, ¿y si luego no me gusta ser perfecta?

jueves, 17 de septiembre de 2009

Cosas

 Hoy hago recolección de proyectos acabados.
El bolso que me hice para la feria medieval de Ávila. Muy secillito de hacer así que si es de interés para alguien hago un tutorial.
Lo hice con lo que me sobró de hacer el sobrevestido rojo y cinta de raso negro, y como forro tela blanca del vestido. Y para que no quedara tan soso le hice unos pequeños bordados.







 La camisa medieval-colonial de David.

Al final me pasé ajustandole la camisa y le quedó un poco corta de cuerpo. Peeero aparte de eso, todo lo demás perfecto. Estoy muy orgullosa de como me quedó el cuello y los puños, y es que la primero camisa que hice dejaba bastante que desear en ese sentido.






Y os dejo las últimas cosillas que he hecho en fieltro.

El conejo muerto. El pobre se cruzó la carretera en el peor momento y claro...



Y un gato de la suerte (Maneki-neko まねきねこ) para una compañera de curro que los colecciona. Me ha gustado mucho hacerlo, aunque el bordado me ha dado sus dolores de cabeza.
En la foto ya está en el messenger de su orgullosa dueña. Espero que le de suerte (jur, chiste fácil)




miércoles, 16 de septiembre de 2009

Pereza

Es una de las peores cosas que existen. 

Aunque mi cabeza esté llena de mil y un proyectos, aunque disponga de tiempo después de trabajar, aunque David me anime de inverosimiles maneras, la pereza siempre me acaba alcanzando. Y lo peor es que tengo una capacidad increible para inventarme excusas para tranquilizar mi conciencia.

Pero claro, luego me siento mal. Que si podría haber aprovechado para acabar no sé qué, que si tengo un montón de diseños que probar, que si podría haber ido a comprar telas... 

Estoy ahora mismo en esa situación. Antes de vacaciones estaba en plena vorágine creadora, cada día salía algo acabado de mis manos y ya tenía en mente lo siguiente que iba a hacer. Me paso unos días sin tocar las agujas y de repente hay mil cosas más importantes o relajantes  o divertidas que hacer. Y no quiero volver a caer en esa rutina. Quiero volver a tener esa energia desbordante que me obligaba a acabar las últimas puntadas antes de irme a dormir y conseguir madrugar al día siguiente para acabarlo.

Hoy me toca sí o sí ordenar mi cuarto de costura (porque los gatos se han adueñado de ella, ejem) y si me queda tiempo coger los bajos de tres o cuatro pantalones que llevan ya semanas cogiendo polvo. Y ponerme seria conmigo misma, ¡si señor!

Y seguir contando historias, que es lo que me gusta y lo que me motiva a seguir con el blog.

La ilustración es de Marta Dahlig

martes, 15 de septiembre de 2009

Maratón tatuador

Como ya comenté, el jueves pasado fue el día de los tatuajes. Quedamos a comer a casa de unos amigos (¡un beso, David y Marimar) y invitamos también a un tatuador, Pepe, que es compañero de curro de David en el ESDIP.

Todos los diseños de los tatuajes se los ha currado David y el pobre ha acabado de nosotros hasta el gorro. Que si es muy grande, que si ponlo un poco más alto, que si este número más pequeño, que si un pelito por aquí, que si las patas más delgadas... En fin, que tiene la paciencia de un santo.

La primero víctima fue Marimar que se hizo una huella de lobo en la nuca (que lo mismo le robo el diseño para tatuármelo yo algún día, jurjurjur). El antes, el mientras tanto y el después.














He de decir que la capacidad de aguantar el dolor de Marimar es encomiable. No abrió la boca ni antes, ni mientas tanto ni después...

Después me tocaba a mí. El primero: la salamandra.

Preparación y dibujo (no vale reírse de mis pies...)












Y empezamos. Al principio me sonrío y todo. Pero luego ya no me hace tanta gracia...


















Mientras David haciendo el último diseño, el del minotauro del otro David.

Y seguimos... ¿a que parece que no este sufriendo nada? Fijaos en mi pie...


Pero acabó y por fin pudimos envolver el pie cual bocata de chorizo.

Descansar un poquito, comer (que rico el arroz al vapor) y luego, ¡¡el siguiente!!

Mmm, con lo que me gustan los gatitos, valió la pena la incomodidad de la postura por tener uno tatuado.

  
Mmmm, tengo que volver a pillar el ritmo del gimnasio, ains.
A medias...
Y no tengo foto finish... ya pondré, prometido.
Y cuando acabó este... el último!
Este es mi regalo de cumpleaños de hace un par de años de David. ¡Me encanta!
 
La pose de patada voladora...

Y cada uno a lo suyo... y yo ya agotada...

Y os dejo los que se hizo David.

Y acabamos tarde, muy tarde aunque con muchas risas. Le debemos a Pepe una buena cena por haber trabajado tan duro y hacerlo tan bien. Y también porque habrá una segunda sesión, con los tatuajes que quedan de los dos Davids. 
Y yo... ya estoy pensando en el siguiente, aunque tenga el pie como una morcilla y al gato se le esté cayendo la piel a cachos. 
La verdad es que no tengo remedio...