Pues ayer celebrabamos el cumple de un amigo el cual ha estado viviendo fuera de Madrid un año. El plan era ir a su casa a tomar el piscolabis y luego de marcha por los bajos de Argüelles, cosa que no haciamos desde hace mucho tiempo. Nos hacemos mayores...
El problema es que cuando estoy en casa, cómoda y calentita en pijama haciendo muñecajos en el sofá, no apetece nada ir a ningún sitio. ¿Ahora levantarme y escoger el modelito de la noche?¿Maquillarse?¿Peinarse?¿Porque no le llamas y nos quedamos en casa?
Pero al final siempre me animo, y termino deseando poder salir de casa a ver otros humanos que van buscando un contacto más allá de la consola y la tele.
Pero poquito tiempo, que cuando estoy rodeada de mucha gente al final me entra una urticaria rara y no hay quién me aguante. Lo bueno (y lo malo) es que David tenía que trabajar hoy así que estuvimos poquito tiempo. Fue una de las pocas veces que me habría quedado otro ratito, pero el deber manda. Y si no me iba con David me obligaba a tener que pagar un taxi luego, así que como una buena y devota esposa le acompañé.
Hablando de esposas... hoy cumplimos el primer año. Se me ha pasado volando y lo cierto es que con David no es difícil hacer años. ¡Me tiene totalemente consentida!
Y hablando de otra cosa... también me gustan las tormentas.
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