Lo cierto es que me tomé el proyecto con muchas ganas, aunque con un pánico cerval. Nunca había hecho más que bolsos sencillos y eso con gran dificultad. Me entraba un sudor frío solo pensar en todo el proceso de creación de una capa. Se me hacía un mundo.
No sabía por donde empezar. ¿Compraba primero las telas? ¿Pero cuanta tenía que comprar? ¡¿Cómo narices averiguaba como hacer una capa?!
Por suerte tenía a San Google, que como muchas otras veces me solucionó la vida. Entre muchas otras entradas, encontré El Taller de Baya de Oro.
Con el Taller empecé a descubrir las diferentes puntadas, para que servían, los patrones, las medidas necesarias. Y como hacer una capa. Con capucha. Y fui feliz. Pensé que ya lo tenía todo solucionado.
Que ilusa…
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